Puede sonar cliché, pero es inevitable decir que basta abrir la puerta del departamento de Lucía Ugarte para adivinar que se viene algo increíble. De base gris –paredes, puertas y marcos– con señas doradas, muchos y buenos accesorios e iluminado estratégica y puntualmente, este lugar es la mezcla exacta entre lo dramático y lo elegante; lo clásico y los suficientes toques contemporáneos que el conservador estilo de su dueña permite.
Luli, como todos la conocen, y su marido, Francisco Arthur, llegaron a este departamento, ubicado en el corazón de Vitacura, buscando un estilo de vida distinto, más urbano y acorde a la nueva etapa que están viviendo: menos hijos en la casa (uno de cuatro) y con el período de crianza cumplido. Por eso, pensaron esta casa para adultos, con grandes y cómodos recibos donde juntarse. “En esta casa siempre el panorama ha sido alrededor de la comida, pero ahora reemplazamos las nutritivas lentejas para los niños, por ricos aperitivos a la luz de las velas”, explica.
Decoradora hace 13 años de la oficina de Enrique Concha, talento, ojo y buen gusto tiene de sobra. Además es metódica y matea, así que decidió montar este proyecto tal y como lo hace en su trabajo, con su marido como cliente. Armó carpetas con muestras, fotos y presupuestos y una vez aprobados por ambos, se lanzó con todo.
En sólo tres meses y con la ayuda de un maestro amigo, botó paredes, amplió los recibos, inventó clósets e intervino baños y cocina. Para la decoración, quiso modernizar un poco su estilo a través del color, sumó algunos toques contemporáneos y mezcló sus clásicos muebles de siempre, esos comprados en remates o heredados, con otros con un look más relajado. Sofás con fundas de lino, lámparas de Interlight (las que siempre están encendidas), sitiales con aires de los 60, la integración de la terraza al living y la elección del gris fueron sus principales estrategias. “Yo soy dorada, así que escogí un tono más frío y moderno que recibiera mi colorido y me neutralizara un poco la base”, comenta.
Elegante y precisa, impecable y sin cabos sueltos, la ambientación de cada uno de los recintos de este departamento no dejó pie a ningún descuido. La elección de los papeles murales –la mayoría de Ameritx y La Canel–, las telas y revestimientos (todos de Bercia) fueron muy pensados. Así también los cambios más estructurales. “Este es un edificio antiguo con una muy buena base que nos conquistó a primera vista, sin embargo, prescindía de ciertas necesidades básicas para nosotros”, comenta Luli. Entre ellas la cocina, que fue completamente renovada con un proyecto concebido por ella y perfeccionado por Sien Estudio. “La pieza principal también sufrió grandes transformaciones, de hecho, eliminamos la terraza y le añadimos una salita/escritorio y un walking closet para mí”, agrega.
Ahora que “bajó del cerro” y con un estilo de vida urbano, que le permite caminar y tener todo a dos cuadras de distancia, Luli tiene más tiempo para lo que le gusta y ojo que la lista es larga: trabajar, asesorar a sus amigas en decoración, ordenar, organizar, cocinar, bordar y tejer. De hecho, viene su primera nieta en camino y reconoce que está completamente sobre vestida. “Mis palillos y yo somos los principales culpables”, admite.