De la antigua Checoslovaquia quedan recuerdos felices, como una serie de grandes e imponentes construcciones edificadas durante parte de su existencia. Bloques de cemento que albergaron desde bibliotecas hasta complejos habitacionales sobreviven y conviven con el urbanismo actual.
Durante décadas en los países que conformaron este bloque el estado proyectó obras monumentales, hijas del racionalismo y representantes del brutalismo. Este es el caso del emblemático edificio Živnodom, en el corazón de la ciudad eslovaca de Bratislava.
Este monumental edificio funcionalista, uno de los más grandes de Eslovaquia, se construyó entre 1929 y 1930. Originalmente incluía locales comerciales, oficinas, un restorán, una cafetería, tiendas, 76 departamentos y un auditorio para más de 500 personas.
Hoy su uso mixto continúa y es así como, rescatando su espíritu, el estudio Benkobenko trabajó en la recuperación de este departamento luego de un largo listado de desafortunadas intervenciones y extensos períodos de arriendos a turistas. “Encontramos el departamento en un estado deplorable, después de un alquiler de larga duración en Airbnb. El diseño no era original, pero sabíamos que la base era buena. Después de todo, estábamos en el Živnodom”, cuentan los socios del estudio esloveno Jana Benková y Juraj Benk.
Tras una remodelación que duró algo más de un año, este departamento de 115 m2 terminó convirtiéndose en el refugio diario de una familia joven con grandes ideas. Un espacio abierto, entretenido, que deja al descubierto el origen de la construcción y que se alinea al estilo de vida de las ciudades actuales, con mucho diseño y estilo.
En la mente de esta familia rondaba la idea de apertura y el estudio de arquitectura respondió con exquisitas vistas cruzadas, conexión total de los espacios más sociales y el aprovechamiento máximo de la altura original. Desde la entrada se aprecia un techo de crucería y un diseño que potencia la vida familiar alrededor de la cocina, el sofá y la mesa del comedor. La cocina con el conjunto armario-despensa forma un solo cuerpo empotrado.
En cuanto a los materiales, los arquitectos cuentan que se trata de una combinación de hormigón original y un suelo de madera neutro. “Durante la remodelación se encontraron columnas de hormigón macizo, mampostería perforada y el techo en crucería. Trabajamos con lo que había disponible y sucumbimos a la investigación y destapamos más y más. Ajustamos los materiales en su forma ordinaria, en su belleza natural y los suavizamos para una familia con niños”, explican.