Para Natalia y Manuel, ésta no solo sería su primera vivienda, sino también el lugar en el que comenzarían una nueva etapa juntos. Ubicada frente al imponente paisaje costero de Bahía Azul, en Los Vilos, es una de las casas ícono del arquitecto Felipe Assadi, por lo que el principal requisito a quien hiciera el interiorismo era mantener la esencia que la caracteriza.
El proyecto fue encargado al estudio de diseño de interiores ROOM (@room_decodesign), responsable de la identidad de Vibo Wine Lodge, hotel de Viu Manent. “Queríamos lograr la sensación de estar viviendo en una casa en Mallorca o en Tulum. Que se sintiera relajo y sofisticación a partir de una paleta neutra, texturas naturales y una estética minimalista que potenciara la serenidad del lugar”, cuenta Nicole Delisle, fundadora del estudio.
El hilo conductor de la propuesta fue la madera, en contraste con la estructura de hormigón de la propiedad y el piso de mármol travertino. Se escogieron piezas con distintos acabados —desde líneas pulidas y modernas hasta texturas rústicas—que permitieron suavizar la arquitectura, aportando calidez y movimiento.
A esto se sumaron fibras naturales, lino en tonos crudos, cuero y cerámicas, acompañados por objetos de papel y olivos naturales con los que buscaban entregar luminosidad y vida a los ambientes.
La intervención abarcó cada rincón de la casa: hall, living, comedor, dormitorios, cocina, terrazas y sala de juegos. La idea, señala Nicole, era que todos los espacios compartieran un lenguaje visual, y que, a pesar de que fueran independientes entre sí, pudieran entregar la misma sensación de calidez.
En la cocina, y de la mano de la interiorista Magdalena Rodríguez (@magdalenarodriguezg), se llevó a cabo una transformación completa, rediseñando muebles y cubiertas para convertirla en un espacio funcional. Los baños y closets también fueron renovados con piezas diseñadas a medida, privilegiando una estética sofisticada.
Cada rincón fue pensado para tener su propia magia, por lo que todos cuentan con objetos que les dan protagonismo. La escultura que recibe en el hall exterior, la lámpara suspendida sobre la mesa del comedor, una mesa redonda de madera en el pasillo, los cuadros bordados con hilos en el muro de hormigón del living, y el sofá colgante en la terraza, se convirtieron en puntos focales que otorgan carácter y personalidad a la casa.
El resultado es un refugio contemporáneo que abraza el paisaje sin competir con él, que no rompe la esencia inicial con el que fue pensado, y en donde la sofisticación y la simpleza se encuentran en equilibrio, invitando a habitar el espacio con calma.
