Una casa construida originalmente como cabaña de caza en la década del 30 en Oakland Hills, en el norte de California, fue el punto de partida para este espacio. Cuando el arquitecto Benjamin McGriff y Julia, su señora, descubrieron esta construcción en la ladera de una colina con vistas a los robles que la rodean y llena de detalles encantadores y sencillos, fue amor a primera vista.
A medida que la familia crecía, la cabaña de un dormitorio también necesitó crecer, y ahí fue cuando Benjamin y Julia llamaron a la interiorista y amiga de toda la vida, Becky Carter (@studiobeckycarter), para que los ayudara con el interiorismo de su casa en expansión. “Todo gran proyecto debe contar con un gran interiorista”, reflexionó Benjamin en una entrevista.
“Sabíamos que nuestra interiorista, Becky Carter, y su diseñadora principal, Sara Reeble, serían capaces de hacer mucho con poco […] Fue una colaboración de diseño y un resultado fantásticos. Nuestra casa es nuestro santuario y un hermoso refugio, lo cual es más importante que nunca”, explicó el arquitecto.
La propuesta de la oficina de Becky Carter fue resaltar y preservar el carácter innato de la cabaña, sumando el uso de acabados inesperados y adiciones arquitectónicas para traer una calidez moderna al espacio. Juntos crearon una casa fresca y cómoda, con mucho estilo.
Los suelos fueron pintados de color blanco para aportar luminosidad al espacio, pero sus relieves crean zonas donde aún se puede ver parte del suelo de madera original. En la cocina, el diseño de los azulejos del salpicadero, obra del estudio Becky Carter, combina el estilo kitsch de las casas de campo con elegantes detalles modernos, con una paleta de colores que estuvo inspirada en la pasión de la diseñadora por el Campari.
La casa está llena de texturas, como los muros cubiertos con arpillera pintada, y también de colores, además de muebles de colección y piezas europeas contemporáneas (muy resistentes a los niños). Este mix crea un ambiente fresco y sofisticado, que expresa claramente el amor de esta joven familia por el diseño.
La transición al nuevo dormitorio, que está en el piso inferior, se da pasando del roble blanco a un rellano de mármol de Carrara. El baño de su hija, igual que el resto de las piezas de este nivel, fue diseñado en torno a la vista hacia el bosque, y en él usaron un papel pintado de Amy Sperling junto con patrones de azulejos diseñados por el estudio Becky Carter.
Desde el nuevo dormitorio principal, parcialmente empotrado en la ladera, las vistas se pierden en el horizonte, entregando una experiencia única. Este es, sin duda, el punto de partida para todas las excursiones por el bosque y las tardes de playa. Un refugio familiar, a prueba de todo, y totalmente inspirador.