Una construcción anglo italiana del año 1860 fue la alternativa perfecta para esta pareja, que buscaba transformar un espacio para convertirlo en su nuevo hogar. Los dos viajan mucho por trabajo, así es que necesitaban que su casa fuera casi como un santuario.
Además de la renovación hecha en el interior de esta casa en Brooklyn, la ampliación de tres pisos fue uno de los logros más ambiciosos de este proyecto. Dentro de los propósitos que tuvo el equipo de diseñadores y arquitectos, junto a la compañía de muebles BDDW, fue lograr habitaciones espaciosas, bien iluminadas y elegantes, lo que sin duda fue alcanzado al observar el resultado final. Los arcos que conectan las habitaciones están inspirados en la arquitectura original de la casa. Otro detalle importante fueron las escaleras, que restauraron para devolverles su esplendor original. Siguiendo esas mismas curvas, hicieron un gran tragaluz sobre la escalera, para mejorar la iluminación del lugar.
Igualar el ancho de la casa al de la cocina fue otro de los cambios que se hicieron para darle más protagonismo a este lugar. La idea es que en este espacio amplio, con una gran isla de mármol en el centro, los miembros de la familia puedan estar juntos mientras cocinan. También se trabajó en la elevación del techo en el salón central; cambio que contribuyó a una mejor vista hacia el jardín.
Los materiales más utilizados en esta remodelación, elegantes y muy modernos, son el yeso y el mármol. También trabajaron con acero para estructuras como las puertas y algunas paredes, gracias a su durabilidad y resistencia.