Preparación:
Para la masa, mezcla la leche tibia, huevo, y mantequilla derretida en un bowl.
Mezcla todos los ingredientes secos y la zanahoria en un bowl separado y haz un hoyo al centro para poner los ingredientes líquidos.
Mezcla todo hasta tener una masa uniforme. Es súper pegajosa así que no te preocupes, simplemente es la manera en la que termina la masa. Eso es lo que hace que sean melosos en lugar de duros.
Deja que la masa descanse cubierta por 1 hora o hasta que doble su tamaño. Si está muy fría tu cocina prende el horno un ratito para que esté calientito (no muy caliente) y deja que leude ahí.
Para el armado, espolvorea harina en una superficie limpia y estira la masa. Cada par de estiradas detente para asegurarte que la masa no se esté pegando y espolvorea más harina de ser necesario. Estírala hasta que tenga 2mm de espesor para que puedas tener varias capas de masa y azúcar en lugar de un par de capas gruesas. Trata de que la masa se mantenga lo más rectangular que puedas. Al final asegúrate una vez más que no esté pegada para que puedas enrollar con tranquilidad.
Pinta la mantequilla derretida por toda la masa. Luego, mezcla el azúcar y la canela y espárcela por la masa. Emparéjalo usando tu mano delicadamente. Espolvorea con pecanas o nueces picadas.
Empieza a enrollar: primero hazlo con cuidado y una vez que tengas dos vueltas listas ya puedes empujar la masa para enrollarla (igual sigue teniendo cuidado de que esté apretado).
Corta los rollos (los míos eran de 4cm) y ponlos en una bandeja para horno con papel manteca adentro (esto te va a ayudar luego a despegarlos, ¡me lo vas a agradecer!) y ponlos adentro. No los pegues porque van a crecer en el leudado y luego en el horno.
Deja que descansen por 30 minuto más*** (de nuevo ayuda si están en un ambiente calientito) y van a un horno precalentado a 180°C/350°F por 20-30min o hasta que estén dorados encima.
Para el frosting, en un bowl mezcla el queso con el azúcar y vainilla usando un batidor de mano. Agrega la crema de leche de a pocos, batiendo entre cada chorrito. Esparce el frosting sobre los cinnamon rolls, te queda un poquito para poner en la mesa también para los que aman el frosting con locura.