Justo un marzo antes de que sus hijos entraran al colegio, María José Barroilhet decidió crear una pizarra en su casa para facilitar los estudios y la organización. La idea funcionó tan bien que hizo una para su escritorio y otra para la cocina, donde organizaba los menús y dejaba los recados. Cuando sus amigas le empezaron a pedir, decidió convertir esa idea en un emprendimiento: Toma Nota Carlota
El primer producto fueron las pizarras magnéticas, que son planchas metálicas negras pintadas al horno (como pintura de auto), donde se puede escribir con tiza líquida o soft, y además se pueden pegar imanes. Después siguió con las mallas metálicas para complementar, los murales de corcho y las pizarras de vidrio. “Todo esto con marcos preciosos para que la pizarra no sea solo para organizarse, sino también para decorar la casa”, cuenta María José. Además, los marcos se pueden complementar, porque están hechos para que calcen las medidas y también se pueden personalizar.
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