Es sencillo, austero hasta el extremo. Tanto que por años se negó a tener sofás en su casa porque, según él, “ensuciaban los ambientes” y prefería dormir en una hamaca antes que en una cama para que nada interrumpiera la vista. Amante indiscutido del blanco, tiene una fijación con los espacios amplios y el buen uso de la luz, los materiales nobles y el minimalismo riguroso.
John Pawson es inglés, arquitecto y diseñador. Con más de 30 años de exitosa carrera ha desarrollado los más variados proyectos: desde objetos utilitarios, griferías, interiores de yates, casas, galerías de arte, tiendas e incluso espectaculares –pero simples– iglesias y monasterios.
Menor de cinco hermanos y único hombre, nació en 1949 en Halifax, Yorkshire. Tal como cuenta, su amor por el minimalismo comenzó desde muy joven. Por años le tocó dormir en una pequeña pieza sobre la cocina –sus hermanas tenían dominada el resto de la casa–, en la que sólo cabía la cama y donde su máximo lujo era disfrutar del olor del tocino con huevos revueltos que todas las mañanas preparaba su mamá. Esto, sumado a una visita a las ruinas de la Abadía de Fountains –en Yorkshire– y a la sensación de libertad que sentía cada vez que viajaba solo, le estamparon esta pasión por lo simple.
Después de graduarse de Eton College, su papá le ofreció hacerse cargo de uno de los negocios de su familia. Al poco andar, descubrió que los números no eran su fuerte y quiso emprender nuevos rumbos. En una fiesta conoció a un amigo que vendía pasajes de avión a buen precio y compró un boleto a Japón. Una vez allá pensó en ser monje y llegó al monasterio de Eihei-ji, sin embargo la vocación le duró sólo 24 horas, ya que cuando le dijeron que su gran misión era limpiar y pulir los pisos decidió buscar otro camino. Al final, terminó enseñando inglés en la Universidad de Nagoya y tiempo después se fue a Tokio donde conoció el estudio del arquitecto y diseñador de muebles Shiro Kuramata. Fascinado con su trabajo volvió a Inglaterra y entró a estudiar Arquitectura en el Architecture Association School of Architecture de Londres. En 1981 abrió su propia oficina donde trabaja hasta hoy junto a un equipo de 25 arquitectos, entre ellos, Ben Collins, Chloe Hanson, Eleni Koryzi, Francisco Marques y Stéphane Orsolini.
Si bien sus proyectos son muy diversos entre sí, todos tienen una base común, el encuentro del arte con el diseño, logrando una singular interpretación de la austeridad en la que curiosamente también se siente el lujo. Ejemplos son el hotel Puerta America de Madrid; el puente Sackler Crossing del Jardín Botánico de Kew, que da cuenta de cómo se puede armonizar vanguardia y pasado, y cómo se puede mezclar con naturalidad la arquitectura y la naturaleza; los escenarios de la Royal Opera House en Londres y de la Opera de la Bastilla en París; las salas de espera de primera clase de Cathay Pacific Airways en el aeropuerto de Hong Kong; cocinas para Ikea; la iglesia St. Moritz en Augsburgo, Alemania –que incluye cortes de piedras ónix sobre las ventanas para que la luz llegue de manera más suave a todo el espacio– y otra en Bavaria; las tiendas Jigsaw en Londres; el showroom de Bulthaup en Milán; las tiendas de Calvin Klein en Manhattan, Seúl, Tokio y París; casas en diferentes partes del mundo para las más diversas personas, desde el novelista Bruce Chatwin, el director de ópera Pierre Audi, la coleccionista Doris Lockhart Saatchi, la famosa Martha Stewart y el hotelero Ian Schrager.
Otra obra importante es el monasterio Nuestra Señora de Novy Dvur, en Bohemia, República Checa. Tal como dijo, para llevarlo a cabo tuvo que aprender a pensar como monje, ponerse en sus zapatos, para así desarrollar una construcción que realmente fuera a su medida. Y fue tanto lo que se puso en su lugar, que incluso los mismos monjes temieron que el diseño fuera demasiado sencillo. Cuentan que cuando conocieron la casa de Pawson y vieron que su estilo era tan mínimo, creyeron que su trabajo podía llegar a ser demasiado austero para ellos. Pero se equivocaron.
Otro encargo importante es la instalación que llevó a cabo en el Crystal Palace de Swarovski para la feria Design London Festival del 2011. Usando la escalera de la catedral de San Paul como escenario, realizó una obra llena de cristales que llamó Perspectives, una combinación de luces, espacio y proporciones fuera de serie.
Su rigurosidad llega a tanto, que no es raro que para el diseño de una simple casa se demore cuatro años y otros cuatro en la construcción. Eso sí que reconoce que le encantaría ser un poco más relajado con las cosas que no tienen tanta importancia, porque es un verdadero infierno ser tan extremo. “Para crear simplicidad, reducir un artefacto, un objeto, una obra de arte o un espacio a su esencial más mínimo se necesita de mucha paciencia, esfuerzo y preocupación”, escribió en la introducción de su libro Minimum.
Durante el 2010, el Design Museum de Londres organizó una retrospectiva para celebrar sus 30 años de trayectoria. Titulada Plain Space, la muestra incluyó planos, maquetas, objetos, películas, bocetos, fotografías de gran formato, prototipos, escritos de clientes y cartas de amigos como Karl Lagerfeld. Y junto a la exposición se lanzó un libro con el mismo nombre que daba cuenta de su carrera. A éste hoy se suman otros, como John Pawson Works, Living & Eating y A Visual Inventory.
Casado hace más de 20 años con Catherine Pawson, tiene dos hijos –Benedict y Caius– y vive en Notting Hill, en una de las clásicas casas de ese barrio pero que, por supuesto, él remodeló completamente en su interior.
Su último gran proyecto espera tenerlo listo este 2014. Se trata de la transformación del Commonwealth Institute en el nuevo Museo del Diseño de Londres. Este espacio es tres veces más grande que el anterior, tiene cuatro pisos y es considerado patrimonio inglés y el segundo edificio moderno inglés más importante después del Royal Festival Hall. El diseño llama la atención, entre otras cosas, por su techo de cobre en forma de paraboloide.