Innovación gourmet

Emporio Creativo y Kitchen Club son dos empresas que han decidido dar un paso más allá en la industria de la gastronomía. La primera es una editorial gastronómica con una cocina I+D, y la segunda, una escuela de cocina con un espacio para eventos.

Salir a comer en Santiago es estimulante. Cada día, algún rincón de la ciudad sorprende con una nueva propuesta gastronómica. Abre un café por acá, una heladería por allá o se inaugura un restorán. Entre tantas ideas novedosas, dos empresas buscan satisfacer otro tipo de necesidades dentro de esta industria.

A la editorial gastronómica Emporio Creativo el nombre le calza a la perfección. El cronista gastronómico y periodista Daniel Greve y su equipo están todo el tiempo probando nuevas recetas, inventando mezclas con ingredientes exóticos, creando platos diferentes. Esta empresa es la responsable de la revista UVA, la guía Donde –una pauta de los mejores datos para comprar diferentes ingredientes en Santiago– y muchos otros productos editoriales en torno a este mundo.

En su cocina I+d –donde tienen una deshidratadora, máquinas de vacío, de carbono y más– elaboraron la guía 40 grados, que muestra cuarenta recetas de cocteles con pisco chileno. El proceso de experimentación dejó botellas de pisco macerado en canela, pimienta y lemon grass. Mucha de la materia prima la sacan de su huerta orgánica que los abastece de rúcula, tomate, ajenjo y otros ingredientes que le aportan frescor a la cocina.

Además de una cocina con tecnología de punta, tienen un quincho con una parrilla grande, un ahumador, y un mesón. Así, en grupos chicos, hacen eventos para empresas en donde la cocina funciona como showkitchen y los participantes observan, conversan, son llamados adelante para hacer alguna tarea específica y después comen todos juntos. También ofrecen otros cursos participativos: han hecho talleres para aprender a hacer pastas, talleres de vinos y otro de fermentación a cargo de la reconocida panadera Francisca Leyton.

Del otro lado está Kitchen Club. Su dueño, Carlos Pascal, es arquitecto de profesión, pero cocinero de alma, y su plato favorito son los porotos granados. “Siempre me gustó mucho la cocina y supe que terminaría en ella, pero cuando era chico creo que subestimé la carrera y estudié otra cosa que me sigue gustando mucho. Se invirtieron los papeles, el hobby pasó a ser la profesión y viceversa”, cuenta. Pascal creó Kitchen Club, una escuela de cocina y espacio para eventos. “El proyecto nació en 2009 en España cuando daba clases de cocina a mis amigos y hacía catering desde mi casa”, dice. No pasó mucho tiempo hasta que el espacio le quedó chico y entonces inauguró la primera sede de Kitchen Club a pasos de la Gran Vía de Madrid.

En octubre pasado Kitchen Club llegó a Santiago a la Avenida Kennedy. Aquí dan cursos temáticos participativos para aficionados, donde enseñan cocina viajera, de producto y de diferentes cocineros importantes en el panorama gastronómico chileno. Tienen un staff de chefs y también hay otros externos que han participado, como Francisco Mandiola del Europeo, Carolina Bazán del Ambrosía, Juan Morales del D.O., Virginia Demaría y Chris Carpentier. Kitchen Club busca que estas clases “sean experimentales, es decir, no sólo docencia, sino también un panorama entretenido y diferente”, explica el dueño desde Madrid. Para los eventos, como convenciones, reuniones y lanzamientos, tienen una sala y una terraza donde hacen mini cursos de cocina, teambuilding culinarios, concursos gastronómicos o showcooking.

Daniel Greve y Carlos Pascal son amigos. Y aunque pareciera que ambas empresas compiten, también se complementan. De hecho Greve cuenta que el mismo Pascal ayudó a diseñar la cocina de Emporio Creativo. Mientras en ésta el espacio es más íntimo y las actividades que ofrecen son más de observación, en Kitchen Club caben 150 personas en un evento. Pero en ambos todos meten las manos en las preparaciones que después comen juntos.

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