Puertas adentro, esta periodista de TVN no es ni tan formal ni tan sobria. Encuentra gracioso haber aceptado participar en esta sección; dice que mostrar sus cosas personales en una revista es una oda a lo “siútico”, libro que por lo demás está leyendo. En su día a día le gusta usar cosas más vistosas, distintas, desde anteojos setenteros a uno de los cientos de pañuelos que guarda en varios cajones. Se declara una “cachurera”, conserva hasta los diarios de vida de cuando era chica, tiene buena memoria, es capaz de decir cómo encontró, buscó o compró cada cosa que tiene en la casa, e incluso goza por haber guardado el ticket del Europass con que viajó la primera vez que mochileó por el Viejo Continente. No hay nada por moda ni solo por lo lindo en esta casa, todo tiene alguna historia o significado especial. “El lugar en que vivo y en que hemos vivido con Andrés (Velasco, su marido) se ha ido construyendo con el tiempo. Nunca está listo, siempre se va completando. Se van sumando cosas que tengan algún sentido”.
Este fue un regalo de una amiga para que comenzara una colección de juguetes de lata antiguos. Cada vez que encuentro uno se lo compro a mi hijo Gaspar, con la idea de que él los siga coleccionando y de que tenga juguetes más sencillos, menos aparatosos y ostentosos.
En Carrascal encontramos un lugar lleno de antigüedades, piezas modernas, recolectadas por Cristián Poblete Lecaros. A él le hemos comprado muchas cosas, como esta íeza de Cristalerías Yungay.
Me gusta tener las fotos a la vista. Esta es una polaroid, la primera que nos sacaron con Andrés cuando recién estábamos comenzando a salir, hace 14 años. En otra salgo con mi hermana grande, la Victoria, en el 72. Soy la más chica de 7 hermanos, 5 hombres y nosotras. También tengo una foto del primer año de periodismo con mis mejores amigas en el Campus Oriente, y la de cuando me titulé con toga y birrete en Harvard; como Andrés hacía clases ahí, el Decano lo llamó para que me entregara el diploma.
Estas son algunas de mis "chacharachas", como le decían en mi casa a las joyas que no son diamantes. Estos son de la Coco Marty. Éramos compañeras de curso en el colegio. La conozco de toda la vida. Es talentosísima.
Algunas se me pierden, pero conservo varias credenciales de prensa, como las de la Mina San José, o cuando asumió Obama como Presidente de Estados Unidos.
Tengo una sobredosis de pañuelos. El celeste lo compré en un pueblito al sur de Francia, donde vendían cosas chinas. Hay otros de diseñadores, como el de Paul Smith (no me dio más que para un pañuelo, porque es muy caro), o el de Jonathan Adler.
Esta cajita antigua me la regaló Andrés. Lleva muchos años conmigo. Guardo joyas y algunas que también me ha regalado cuando van naciendo las guaguas, para el aniversario...
Regalo de nuestra amiga, la fotógrafa Alexandra Edwards. Una sesión en el edificio de la revista Paula, justo antes de que lo demolieran. Estaba esperando a nuestra primera guagua: la Rosa.
Me gusta ver la receta, ir de compras y que quede tal como la foto del libro. El de Cocina Popular -de Mariana Bravo- es de 1964 y yo lo compré en 1994. Era el libro de cabecera de mi madre. Aunque no puedo creer la introducción: "La mujer chilena, salvo raras excepciones, es sore todo madre", sigue siendo una biblia de la cocina, con recetas tradicionales y donde te enseñan a utilizar hasta las patas del pollo o los ojos del pescado.
Vestido de mi mamá y diseñado por mi tía, Paulina Viollier. Ella tuvo una tienda taquillera llamada Vog, cuando Providencia estaba de moda en los 60. Era la época en que mi papá era Intendente de Santiago y mi mamá tenía que tener muchos vestidos de fiesta.
Estas chapitas son un recuerdo de algo que jamás me imaginé que iba a vivir en mi vida: estar en una campaña presidencial. Fue sorprendente, inesperado, de aprendizaje gigantesco.
Tenía pendiente leer este libro. Me he reído y me ha dado vergüenza. Es muy certera la mirada de Oscar Contardo de la sociedad chilena.
Esta cajita me la hizo una gran artista y amiga, Matilde Huidobro, con los novios de nuestra torta, la que nos regaló un amigo (la compró en la panadería de Zapallar, la de Las Flores). Nos casamos el 4 de enero del 2003 y la cajita nos la regaló en septiembre.
Estos anteojos de los 70 son de mi mamá. Me gusta tener cosas de ella... Estos son de Brasil del año 75.
Tengo un baúl con todos mis diarios de vida y agendas. Ayer abrí mi diario de los 10 años porque mi hija pronto los cumplirá. Quiero entenderla mejor, acordarme de cómo pensaba a esa edad.
El afiche de la campaña de diputado de mi papá el año 73. La veta política de alguna manera iba a aflorar.
En el escritorio, en la oficina, hasta tengo una pared llena en la cocina de cosas hechas por mis hijos.
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