Lleva casi la mitad de su vida en Chile, pero lo garota le sale por los poros. Alegre, histriónica, apasionada, buena para bailar y mala para cocinar, pasa el domingo entero en traje de baño y cada vez que vuelve a su país lo primero que hace es tirarse un piquero en el mar. Y no es que la Ignacia ande living la vida loca. Todo lo contrario, la libertad y realización de la que goza ahora es producto de una disciplina a prueba de fuego y de una profunda vida interior. “Disfruto y vivo mucho con el silencio, es más, lo necesito, porque me permite recuperarme y reencontrarme”. Casada con chileno y mamá de dos hijos, su estilo y buen gusto son la mejor carta de presentación de su tienda, Enfit. Ella no lo dice, pero es sabido que muchas mujeres llegan preguntando por tal o cual cosa que le vieron puesta a ella… Marca tendencia la mujer.