La imaginación de Karl Lagerfeld no tiene límites a la hora de presentar una nueva colección y eso lo ha dejado muy claro. Sin embargo, no solo en la pasarela vuela su imaginación, en las carteras también.
«¿Qué hacer con una casa de moda que tiene 105 años de antigüedad?», se pregunta Vogue. Pero está claro que Karl Lagerfeld es la respuesta a esa pregunta.
El apodado káiser ha sabido encontrar una fórmula ganadora en la que mezcla proporciones precisas y perfectamente calculadas de clásicos estrictos y fieles al legado original de Gabrielle Chanel, con una serie de complementos que han encontrado en la ironía, el sentido del humor y el autoconocimiento del campo de experimentación para mirar hacia delante.
«No hay nada peor que intentar recuperar ‘los viejos tiempos’. Para mí, pecar de nostálgico es la mejor forma de reconocer una derrota creativa», dice Lagerfeld. Y es que hace varios años que la casa firma una serie de accesorios, principalmente carteras y bolsos, muy creativas.
Pese a que Legerfeld habla de no pecar de nostálgico, no significa que se pierda el sello Chanel, significa alternar el mítico modelo con viejas cámaras de cine, muñecas de estética kawaii, hula-hula, envases de leche, frascos de perfume y más.
Según Vogue, «no se trata sólo de un perfecto ejercicio de marketing, sino que demuestra también que el sentido del humor y sarcasmo son recomendables y altamente deseables para dotar de valor y autenticidad en el siglo XXI a un legado tan grande. Y porque siempre ha sido mucho más divertido e inteligente seducir al deseo desde la extravagancia».