El hotel Fasano Las Puando pensamos en Punta del Este se nos vienen a la mente sus playas, sus restoranes, sus tiendas y su animada vida nocturna. Pero basta con alejarse 15 minutos del centro de la ciudad para encontrarse con un panorama totalmente distinto: una zona rocosa, con poca vegetación y a orillas del río Maldonado. “Es uno de los sitios más lindos que he visto en mi vida. Con paisajes que combinan diversos estilos, todos sobre el mar”, cuenta Rogelio Fasano. El dueño de la prestigiosa cadena brasilera encontró ahí el destino perfecto para instalar hace cuatro años su primer hotel internacional: Fasano Las Piedras.
El arquitecto brasilero Isay Weinfeld tomó los elementos del entorno para lograr lo que él llama “una inserción contemporánea dentro del paisaje natural”. Las habitaciones se distribuyen en 32 bungalows aislados, los que se posan naturalmente sobre el terreno como si fueran un montón de rocas más. La altura de cada cabaña está pensada para no interrumpir la vista (todas tienen una terraza con una buena panorámica) y sus materiales –el concreto, la piedra y la madera– siguen la línea del paisaje. El resto de las instalaciones fueron construidas bajo el mismo concepto, como la piscina que fue tallada en rocas naturales o el spa que está rodeado de la vegetación de la zona y tiene unos enormes ventanales que miran hacia el campo. En total son 480 hectáreas, que incluyen las 30 villas Fasano, cabañas particulares aparte que dan hacia la cancha de golf.
La vida en el hotel es como estar en las clásicas casas de campo uruguayas. El ambiente es tranquilo y silencioso, ideal para leer, conversar o simplemente descansar. La decoración aprovecha la sencillez y la calidez de los elementos rústicos y los combina con todas las comodidades de la modernidad. La música, el olor y la vista de cada uno de los ventanales permiten disfrutar del panorama campestre puertas adentro.
Desde el momento en que uno llega la desconexión es instantánea. Acá todo gira en torno al paisaje y a la naturaleza, haciendo de las cosas cotidianas algo único –como las inmejorables puestas de sol que se ven todas las tardes–. Para los que van con la familia, se pueden hacer pic nic en el campo con los niños, practicar deportes náuticos en la playa privada que da al río, andar a caballo o tomar clases de tenis. Para los adultos hay un spa en donde se puede optar a 20 tipos de masajes distintos o a novedosos tratamientos, como la olivoterapia o la vinoterapia; además tiene dos saunas, dos piscinas y un gimnasio, ideales para despejar el cuerpo y la mente. Y por último, para los que van con amigos pueden jugar golf, tomarse un rico clericot (típico trago de Uruguay) en el bar construido dentro de un antiguo vagón de tren, ir a la playa del hotel en barco por el río o ir de paseo a Punta del Este.
Como sabemos que relajo es igual a rica comida, no podemos pasar por alto los dos restoranes: Las Piedras y Fasano. Ambos mezclan sabores internacionales, especialmente de la cocina italiana y brasilera. El primero está dentro del edificio principal del hotel, que era una antigua casa de campo de una familia argentina, y ahí es donde los huéspedes toman el desayuno, almuerzan y comen todos los días. Mientras, el restorán Fasano abre sólo los viernes y sábados por la noche en temporada baja y todos los días en alta, tiene más de 100 años de tradición gastronómica y es considerado entre los cinco mejores restoranes de Punta del Este. Está ubicado en el punto más alto del terreno y tiene una vista privilegiada del entorno. Para los que quieren una comida menos formal, hay tres bares –en la piscina, el lounge y en la cancha de golf–, donde sirven cosas más livianas y, por supuesto, ricos tragos.