«Es difícil enumerar los pocos galpones de madera que quedan en el sur de nuestro país”, dicen los hermanos Héctor y Nicolás Ducci. Pero deben ser entre 500 y 1.000, o incluso menos. Llevan un tiempo dedicados a rescatar estas antiguas construcciones que los colonos, en su mayoría alemanes, levantaron para guardar paja y proteger a sus animales del frío. Aprendieron a hacer el trabajo en Estados Unidos en donde repararon galpones de 1740 de la comunidad amish en Martha’s Vineyard, una isla de veraneo en la costa este. Y luego lo comenzaron a hacer acá.
El proceso es como armar un rompecabezas: al haber sido construidos sin pernos ni clavos, sólo por medio del ensamblaje, se enumeran las maderas y vigas, se desmontan, y luego se vuelven a armar en otro lugar. Esta técnica arquitectónica –que se llama cajón y espiga– es antiquísima. Incluso en la época anterior a Cristo ya había construcciones de madera de este tipo que luego fueron reemplazadas por la piedra, y finalmente la técnica se perfeccionó en la Edad Media. Por eso la misión de Héctor y Nicolás es evitar que la madera se convierta en leña o muebles; ellos buscan salvar esta parte de la arquitectura que consideran “tan valiosa”.
Ahora mismo vienen llegando del sur. Estuvieron en el lago Llanquihue desmontando un enorme galpón de cuatro pisos y cerca de 1.000 m2. Como la construcción era tan grande, separaron los pisos: el primero lo trasladaron al Cajón del Maipo, donde se transformará en un centro educativo para niños; con los otros dos pisos quieren hacer una casa en Palguín, cerca de Pucón, y otra en Santiago.
Otro de sus próximos desafíos es trasladar a la playa tres casas de 1880 de la calle Manuel Montt, donde tienen su taller, que también están hechas con esta técnica. Luego de haber sido una galería de arte, la sociedad dueña del lugar vendió el terreno a una inmobiliaria, pero los Ducci con uno de los dueños se propusieron salvar la construcción. El viento los empuja cada vez más en la dirección de las casas. De aquí a un año más esperan tener lista su primera casa hecha con estructura de galpón. “Se podría decir que las casas más finas se hacen así, como las Colombage, hechas con madera y arcilla; se parecen mucho al estilo Tudor”, explica Héctor.
El año pasado montaron un galpón en el Centro Cultural La Moneda en una muestra que se llamó Puro Chile. Este año hicieron lo mismo en la entrada del Bellas Artes, donde levantaron un modelo de galpón alemán de 1892 junto a cinco maquetas patrimoniales.
No hay más gente en Chile que haga el trabajo que hacen los Ducci. Los hermanos cuentan que el último en dedicarse a esto fue el arquitecto Josué Smith Solar, que hizo con esta técnica la Municipalidad de Zapallar. Luego este arte se fue perdiendo. “Las personas que mantuvieron un poco vivo esto son la gente del campo del sur de Chile. Es una técnica que está a punto del olvido”, dicen los hermanos. Pero ellos están empeñados en no dejar que eso pase.