Las perlas –regalo de su marido Denis y que se negó a quitarse pese a los ruegos de su asesor-, los trajes de dos piezas y sus zapatos con taco, convirtieron a Margaret Thatcher en una de las primeras mujeres referentes de imagen para el resto del mundo.
Si bien, Margaret Thatcher es reconocida internacionalmente por ser la primera mujer jefe de Gobierno en la historia del Reino Unido, el pasado 15 de diciembre quedó claro que la dama de hierro es también un éxito en la moda. Una subasta de sus objetos personales que realizó Christie’s recaudó caso US$ 5 millones y superó cualquier expectativa.
Con el pesar de muchos, la gran mayoría de los objetos fueron adquiridos por Thatcherófilos, una organización fuera del Reino Unido. El prestigioso museo Victoria and Albert, rechazó los ofrecimientos de la familia Thatcher y no adquirió ninguna de las prendas de la subasta para su sección de moda.
Conocimiento de moda
Hija de costurera, Thatcher sabía de moda y entendía su lenguaje. Los más veteranos empleados Aquascutum, su firma británica de cabecera, recuerdan cómo cuidaba hasta el detalle de las hechuras de chaquetas y abrigos, en especial la forma de los hombros. Y curiosamente, la moda contribuyó a que descubriese su vocación.
A sus cortos 10 años, Margaret se fijó en el atuendo del candidato conservador de la época Victor Warrender: «Llevaba un buen abrigo; bueno, no ostentoso. Hablaba y todos le escuchaban», explicó alguna vez sobre el momento en el que empezó a interesarse por la política.
Públicamente mantenía que su única preocupación era vestirse cómoda y apropiada, pero en privado disfrutaba de su afición. Según cuenta la periodista Suzy Menkes, Thatcher vivió su inclusión en la lista internacional de mejor vestidos de 1988 como uno de los momentos más importantes de su vida.
El secreto para destacar
Fue en una entrevista televisiva donde reveló que su secreto era llevar ropa bien cortada para que los demás dejasen de fijarse en el atuendo y se concentraran en su discurso.
Pese a que se hizo conocida mundialmente como la Dama de hierro, Thatcher siempre se preocupó por suavizar su apariencia. Se dejaba fotografiar en la cocina y elegía blusas con lazos en el cuello o pañuelos de seda que le daban un aspecto cotidiano aunque estuviera montada en un tanque. Sin embargo, su vestuario no fue suficiente para ocultar su carácter.
Durante los 11 años que se mantuvo en el poder, su presencia cambió tan poco como su ideología. No obstante, es posible que en otras circunstancias profesionales hubiera vestido de otra forma.
A Thatcher le fascinaba la colección de la diseñadora punk y activista Vivienne Westwood que llevaba la esposa de su ministro de Economía. Varios años después, Westwood le devolvió el cumplido y recientemente se refirió a la dirigente señalando que vestía «estupendamente». Lo que separó la política, lo unió la moda.
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