Arte

Placer/Dolor

Hace cientos de años que los zapatos dejaron de ser solo un invento práctico y pasaron a representar carácter, aspiraciones, poder. Shoes: Pleasure and pain, la nueva exposición del Victoria and Albert Museum de Londres, muestra cómo han jugado un rol protagónico en la historia de la moda, del cine, del hombre en general.

Los hay imposibles de usar, como las plataformas azules diseñadas por Vivienne Westwood con las que la modelo Naomi Campbell se cayó mientras desfilaba en 1993. Para los zapatos no hay reglas. Desde hace mucho que dejaron de ser un invento práctico y se transformaron en símbolo de estatus, fuente de placer y proyección del carácter de quien los lleva. Y eso es justamente lo que la exposición Shoes: Pleasure and Pain, en el Victoria and Albert Museum de Londres, pretende mostrar.

La muestra –que cuenta con más de 250 pares y que recorre cerca de 2.000 años de historia– abre con los más emblemáticos de todos: las zapatillas de cristal de La Cenicienta, hechas para la última versión de la película que se estrenó este año.

Pero su invención se remonta mucho más atrás que el cuento de hadas de Charles Perrault de 1697. Ya en las pinturas rupestres hay evidencia de que los hombres de la prehistoria se cubrían los pies con pieles y cueros para combatir el frío y trasladarse distancias largas. El zapato de cuero más antiguo que se ha encontrado es del 3.500 AC y fue descubierto en una cueva en Armenia. Eso sí, se han encontrado sandalias y otros modelos mucho más antiguos. Con el tiempo, el zapato se transformó en un símbolo de lujo y poder. En las civilizaciones antiguas, como la egipcia, la griega y la romana, eran propios de la clase dominante; los esclavos andaban descalzos. También eran sinónimo de autoridad en la corte de Luis XIV, el Rey Sol de Francia, donde los hombres usaban zapatos rojos con taco; o entre los oficiales mandarines de los emperadores chinos, que usaban botas negras con plataformas; o entre las italianas y españolas de los siglos XV-XVI, que usaban el zapato chapín que las dejaba tan altas, que muchas veces tenían que usar a sus sirvientas como muletas.

Entre los ejemplares de la exposición, hay una suela de sandalia originaria del antiguo Egipto recubierta y decorada con oro puro, lo que daría indicios del alto rango que habría tenido su dueño. Además, hay modelos que se hicieron famosos por quienes los usaron, como los zapatos de Lady Gaga, los de Marilyn Monroe, o las zapatillas rojas de ballet hechas especialmente para Moira Shearer en la película The Red Shoes (1948). También hay ejemplares de grandes diseñadores –que incluso han traspasado fronteras y han llegado a ser hitos en el cine– como Jimmy Choo y Manolo Blahnik. Cómo olvidar la escena en la que Big (Chris Noth) le pide matrimonio a Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) con un par de Manolo Blahnik azules en la película Sex and the City.

Bajo la curatoría de Helen Persson –curadora del departamento de Asia del museo, especialista en textiles y vestuario–, la primera parte de la muestra se organiza en tres conceptos. Primero está Transformación, en la cual se exhiben zapatos que han sido objeto de mito o leyenda (como los de La Cenicienta). Luego viene Estatus. Esta parte de la exposición busca demostrar cómo los zapatos han sido usados para representar posiciones de privilegio y estilos de vida sin importar cuán poco prácticos o incluso inutilizables puedan llegar a ser. Y finalmente está Seducción, donde se exhiben todo tipo de zapatos que evocan la sensualidad, como los geta japoneses, clásicos de las geishas, botas de cuero hasta más arriba de la rodilla y otros diseños sexies que la moda ha ido adaptando en el último tiempo.

Otra parte de la exposición revela el proceso de fabricación de los zapatos. Desde los primeros bocetos hasta el producto final. Con el fin de examinar los cambios en la producción y consumo, se exhiben dibujos de los diseñadores, materiales, adornos y hormas.

El último segmento examina a los zapatos como materia prima y objeto de colección. Y es que no son pocas las personas que han acumulado diferentes ejemplares de este objeto a través de la historia. La reina María Antonieta –que la directora Sofia Coppola graficó a la perfección en la película protagonizada por Kirsten Dunst en el 2006– llegó a acumular cientos de pares y la diseñadora, política, empresaria, diplomática y ex primera dama de Filipinas, Imelda Marcos, llegó a tener 3.000. De ella se exhibe un par. El sueño de cualquier mujer está en esta exposición, que estará abierta hasta el 31 de enero de 2016.

www.vam.ac.uk/content/exhibitions/shoes-pleasure-and-pain/

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