La obra de Sebastián Irarrázaval tiene tres aproximaciones simultáneas. En primer lugar, la relación con el suelo, que se constituye como la manera de insertarse en el contexto y el paisaje. Este elemento es, al mismo tiempo, el que determina las formas de habitar un edificio.
Un segundo aspecto fundamental consiste en entender la circulación como un sustrato anterior al proyecto, que le da un orden y que determina la forma de experimentar un determinado espacio. La circulación no sólo permite moverse, sino que construye, en algunos casos, la forma total, siendo reflejo de lo que sucede en el interior.
El tercer aspecto tiene que ver con la construcción. La obra de Irarrázaval busca insertarse en un punto intermedio entre un hacer artesanal local y un sistema industrializado más global, siendo la construcción un reflejo del territorio cultural en el que se sitúa.
En algunas de sus obras ha trabajado con la repetición de elementos y módulos, lo que permite racionalizar los tiempos, disminuir los costos, y representa una oportunidad para definir un lenguaje arquitectónico propio, evitando las modas pasajeras.
La Casa Container 1 (2010) se formuló como un encargo rápido. La idea era que tuviera el menor impacto posible en el terreno, porque ya existía una casa. El tiempo total de construcción fueron tres meses y su montaje tomó sólo una semana. El proyecto se trabajó en base a containers marítimos y se buscó acentuar las partes usando diferentes materiales, tanto en el exterior (acero cortén y madera) como en el interior (madera blanca y oscura). La unión de los containers fue una oportunidad para lograr mayores anchos habitables, ventilaciones cruzadas y enmarcar vistas exteriores.
Usando la misma lógica y sistema constructivo, la Escuela Modular en Retiro (2010) fue un proyecto de reconstrucción post terremoto que se realizó en el mismo período de tiempo. En este caso los espacios entre containers fueron una oportunidad para lograr mayor altura interior y construir lucarnas que dotaran a las salas de luz y ventilación natural. El color permite distinguir las distintas piezas del proyecto y otorga una dimensión lúdica a cada sala dentro del conjunto.
La Casa Oruga (2012) se localiza en un terreno de gran pendiente, por lo que se optó por inclinar los containers, para intervenir de manera mínima el terreno, y lograr una nueva relación con el cerro y el paisaje. Esta inclinación permitió hacer que la circulación sea el elemento que define la forma y la manera de recorrer el proyecto.
Los dormitorios y espacios privados se localizan en los contenedores, enmarcando las vistas del paisaje y logrando cualidades lumínicas y ventilaciones cruzadas fundamentales para un buen funcionamiento y confort. Bajo los containers, se ubican los espacios públicos, como una gran planta libre y abierta que acoge la vida de la casa en actos simultáneos.
La Escuela de Diseño de la Universidad Católica (2011) es un proyecto de gran escala, que surge del contexto en el que se inserta y que toma elementos fundamentales de la Casona Colonial del Campus. En ese sentido el edificio se configura en torno a la construcción de dos patios que cualifican el proyecto a partir de sus tamaños, “En este proyecto, el lujo no está dado por la elección de los materiales, sino que en los tamaños de los recintos, que le otorgan una calidad única a los espacios”, dice Irarrázaval.
La elección material busca poner en tensión un interior cálido, definido por el uso de madera blanca, frente a un exterior más industrial, definido por las planchas de acero oxidado. Se buscó crear un proyecto atemporal, que se caracterizara por tener una cierta austeridad, evitando el uso de modas que lo hiciera caer en los lugares comunes.
Cuando terminaba la Escuela de Diseño, obtuvo junto con Hugo Mondragón y Patricio Pozo el primer lugar para realizar la Curatoría y el Pabellón de Chile en la Bienal de Shenzhen, China (2011), en la cual, bajo el tema de la reconstrucción, propusieron crear un gran refugio, empleando elementos de uso común, pero de manera no convencional. Una gran cama a partir de la sumatoria de colchones y el uso de bidones de agua como lámparas definen el pabellón, que se complementa con conos de seguridad, huinchas de amarre y ampolletas de emergencia como elementos que tienen nuevos usos.
Actualmente se encuentra realizando la extensión del Hotel Boutique The Drake en Toronto, Canadá, que surgió a partir de que su dueño visitara el Hotel Indigo Patagonia (2006). También está proyectando la nueva Biblioteca de Constitución, una casa en el Lago Colico, dos casas en La Reserva que se suman a la que ya construyó en 2006, y un prototipo de vivienda para ser fabricado en China.“Entiendo los proyectos como experiencias que van complementándose y definiendo una línea, en lugar de partir cada vez de cero, prefiero ir insistiendo sobre temas, que permiten lograr un mayor grado de refinamiento”, concluye Irarrázaval. π
www.sebastianirarrazaval.com
Blog: www.irarrazaval.blogspot.com
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